lunes, 20 de agosto de 2012

Capítulo 10

Después de comer  decidió llamar a Erica y hablar un rato con ella. Al tercer “pii” alguien cogió el teléfono.
-¿Hola?- era la madre de Erica.
-Hola, soy Ariana ¿está Erica?
-Sí, ahora mismo te la pongo.                                                                                                                                                                     Erica y su madre eran prácticamente iguales, ambas tenían melena rubia y lisa y unos preciosos ojos azules. Al igual que Erica, su madre era una persona muy agradable y cálida. Personas como ellas no había muchas. Recuerda una vez en el parque, cuando tenía unos cinco años, que se cayó el suelo y antes de poder echar la primera lágrima ella ya estaba allí ayudándola a levantarse.
-Hola Ari. – dijo Erica.
-Hola.
-¿Has hecho los deberes de matemáticas? ¡Son imposibles!
-¿Qué tal tu cita con Yago?
-¿Qué? ¿A qué viene ese cambio de tema?
-Curiosidad nada más, como aún no me habías contado nada…
-No lo había hecho porque aún no hemos quedado… -notó que su voz sonaba un tanto triste.
-¿Cómo qué no?
-No, no ha tenido tiempo, está muy liado con los entrenamientos.
-¿Tantos días?
-Sí, tiene un partido muy importante o algo así.
-¿Hoy entrena?
-Sí.
-Tengo una idea.
-No me gustan tus ideas.
-A mí tampoco me gustan las tuyas y mira que ha pasado hoy.
-Es que las mías son mejores.
-Arréglate, en diez minutos salgo a buscarte.
-¡Pero los deberes de matemáticas…!
-¡Olvídate de ellos y ponte guapa!- y colgó antes de que pudiera poner otra excusa.
Sin perder el tiempo se cambió la falda por unos vaqueros negros, una camiseta ancha a rayas blancas y negras y unas Vans en rosa. Se hizo uno de sus moños y cogió la Blackberry para mandarles un mensaje a Vero y a Laura.
¿Hace ir a ver un partido de fútbol? 
En menos de un minuto Vero ya había contestado.
No hay nada mejor que hacer, dime sitio y hora.
Poco después contestó Laura
¿Por qué no?
Les mandó el lugar y la hora. Cogió un foulard negro y la chaqueta vaquera. Se despidió de su madre y salió a buscar a Erica.



-Sí, ahora baja.
Tres minutos más tarde Erica estaba abajo. Estaba preciosa, como siempre, llevaba una falda negra, una camisa blanca y un jersey mostaza con lunares negros. Como aún hacía frío medias negras y una gabardina negra.
-¿Me vas a explicar de qué va todo esto?- preguntó un poco molesta.
-Ya lo verás.
-Pero…
-No te preocupes, ya te dejaré copiar los deberes de matemáticas.
-¿Los tienes?
-¿Estás dudando de mí?
-¡Eso nunca! – y se echaron a reír.
Al cabo de diez minutos estaban frente al campo de fútbol.
-Creo que empiezo a captar de que va la cosa.- dijo.
-He invitado a las chicas, espero que no te importe.
-Tranquila, ya se lo he contado todo. Son demasiado listas.
-¡Estamos aquí! – gritaron dos voces desde las gradas.
-¿Lista? – le preguntó a Erica.
-Supongo que sí.
-No venimos a ver un entrenamiento porque de repente te interesa el fútbol ¿verdad?– dijo Laura.
-Pues no, he pensado que si Yago no va a Erica, Erica irá a Yago.
-No te entiendo, – soltó Vero.-  en cristiano, por favor.
-Que si Yago no tiene tiempo para ver a Erica, Erica irá a ver a Yago, ¿entendéis?
-Hoy estáis a hacerme la competencia ¿no? – bromeó Laura y todas rieron.
-¿¡Quién es el número cinco!? – preguntó Vero muy interesada.
-Si consigo hablar con Yago le diré que te lo presente. – contestó Erica y la cara de Vero mostró que estaba satisfecha con aquella respuesta.- ¡Es él, es él, el número siete!
-¿Y ahora qué hacemos Ari?- inquirió Laura.
-Pues no sé, llamar su atención para que sepa que estamos aquí ¿no?
-¿Cómo?
-Pues no se… ¿Gritando?
-¡Número cinco, estás muy bueno!-gritó Vero.- ¿Así?
 -No sé…
-¡Sí así, que el cinco se acaba de girar!
-¿Y quieres que grite “Yago que bueno estás”? – preguntó Erica con voz irónica.
-Eso sabemos que funcionaría.- repuso Vero enseñándole la lengua.
-Tengo una idea, - sugirió Ariana- Vero sigue gritándole al cinco y a lo mejor se acaban girando todos para ver quién es la loca que grita.
-Haré que no he oído la parte de la loca. – suspiró. – Que conste que lo hago para que me presenten al cinco.
-Sí, sí.- le contesté.- Ahora grita.- y se puso a gritar todo lo que se lo ocurría.
-¡Funciona! – gritó Laura. – Yago se acaba de girar.
-¡Erica salúdalo! – mandó Arian y comenzó a saludarlo con la mano.
-¡Me ha visto y me ha sonreído!- dijo Erica ilusionada.
-¿Y ahora? – quiso saber Laura.
-Ahora esperaremos aquí a que acabe el entrenamiento y con un poco de suerte Yago vendrá a decirte algo.
-Y le pedirás que me presente al número cinco.- añadió Vero.
-Sí, te lo prometo. Pero primero tiene que venir.
-Tía, ¿te has visto? ¡Cualquiera te dice que no con esa falda! – dijo Vero.

Media hora después el entrenamiento había acabado.
-Se acaban de ir a los vestuarios, ¿vendrá? – preguntó Laura.
-Más le vale, si no voy yo para dentro.
-Vero, todas sabemos que no te importaría hacerlo. – y se echaron a reír por la broma de Laura.
-Están tardando mucho ¿no?
-Vero, tienen que ducharse.
-Ah bueno.
-La que tendría que estar impaciente es Erica, no tú. – soltó Laura.
-¡Pero…!
-¡Empiezan a salir! – informó Erica tratando de evitar una discusión inútil.
-Sí, pero ninguno de los dos sale.- protestó Vero.
-Ya saldrán.
-Que lo hagan pronto.
-Ejem. - farfulló Laura y Vero le dedicó una mirada de las que matan.
-¡Chicas! – soltó Ariana, ligeramente cansada de su discusión.
-¡Mira ahí sale Yago!- dice Laura. – Y con tu chico.- añadió.
-Acaba de mirar hacía aquí y sonrío al verte. – informa Ariana emocionada.
-Erica, no lo olvides ¿vale?
-¡Que no, pesada!
-¿Y dónde nos quedamos nosotras? – preguntó Laura.
-Pues hasta que llegue aquí, después… cerca para escuchar.
-Eso es invasión de la intimidad. – protestó Erica.
-¡Pero si nos lo vas a contar después, es un trabajo que te ahorras! Y no te olvides de…
-¡Que no!
-Hola Erica. Hola chicas.
-Hola. – dijeron a la vez.
-Bueno nosotras nos íbamos. – dijo Ariana. – Adiós Erica.
-Chao. – dijeron Laura y Vero.
-Ya hablamos chicas.- se fueron dejando a solar a la pareja.
-¿Y ahora dónde?
-Mmm… poneos aquí detrás.
Y las tres amigas se escondieron detrás de un par de asientos de las gradas, evitando que la pareja pudiera verlas y asegurándose el poder oír toda la conversación.

-¿Y tú por aquí?- preguntó Yago.
-Pues ya ves, pasábamos por aquí y Vero, la chica que gritaba, vio a tu amigo el número cinco y quiso ver el entrenamiento.
-Claro, me pone a mí de excusa.- susurró Vero.
-Calla y escucha.- dijo Ariana. - ¿No querrás que nos descubran y quedarte sin el chico?- aquello hizo que no volviera a abrir la boca.
-¡Qué chavala!- contestó Yago.
-¡Sí!- y rió.- Me ha pedido que te diga que si se lo puedes presentar…
En la cara de Vero empezó a formarse una sonrisa.
-Eso está hecho. ¡Aitor ven un momento!
Y la sonrisa comenzó a ensancharse más.
-¿Qué pasa?
Ahora se mordía el labio.
-La chica que no paraba de gritarte quiere conocerte.
-¿Y dónde está?
-Se acaba de ir ¿no?
-Sí, creo que sí.
-¡Erica, se me ha olvidado decirte algo! – dijo Vero que en cuanto vio la oportunidad salió a escena.- Ah, hola.
-Hola.- dijeron Yago y Aitor.
-Bueno, Verónica Aitor, Aitor Verónica. – dijo Yago.
-Encantada. – contestó Vero con la mejor de sus sonrisas.
-Lo mismo digo.- le dio dos besos, aunque Vero habría preferido otra forma de presentarse.- Bueno Yago ¡nos vemos mañana!
-¿Por dónde vas? – preguntó Vero.
-Pues voy hasta la parada del autobús que hay ahí arriba.
-Si quieres te acompaño, yo también voy para allá.
-¿Si? ¡Pues vamos! – y se fueron juntos, aunque la casa de Vero estaba hacia el otro lado y bastante lejos.
-Al final no te ha dicho eso que se le había olvidado. – apuntó Yago.
-Da igual, ya es feliz. – dijo Erica sonriendo.
-Me alegro de haberla hecho feliz. – y ambos se rieron, después silencio.- Esto… Erica, siento no haber podido quedar contigo como te prometí.
-No pasa nada, de verdad.
-De verdad que lo siento, siento no haber podido sacar tiempo para ti. No quiero que pienses que paso de ti, porque…
Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing
“¡No puede ser, es mi móvil!” maldijo Ariana en sus pensamientos.
Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing
-¿No coges? – preguntó Yago.
-No es el mío.
Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing
-El mío tampoco… - en ese momento vio a las dos chicas escondidas y ninguna sabía dónde meterse..- Cógelo ¿no?- dijo un tanto molesto.
-Sí, ya va. – contestó Ariana toda roja.
-Lo… siento. – dijo Erica.
-Da igual, de todas formas las palabras no se me dan demasiado bien. –suspiró. – Toma, escucha esta canción, – y le anotó algo en el móvil- es más o menos lo que quería decirte. – y se fue.
Las dos chicas escondidas temían a la reacción de su amiga. Ambas pensaban que Erica iba a matarlasy en lugar de eso sonreía de oreja a oreja.
-¿No tienes ganas de torturarme, matarme o aniquilarme?
-No, me vas a dejar tus deberes de matemáticas.- y rieron. - ¿Quién te ha llamado?
-No sé, no conocía ese número.
-¿Puedo salir ya?- preguntó Laura, Erica suspiró y aquello hizo que estallaran en risas.
-Me lo tomaré como un sí.
-¡Venga llama para ver quién es el que nos ha interrumpido! – y obedeció.
Después de sonar un par de veces el desquiciante “piii, piii” por fin cogieron.
-Hola Ariana. – al escuchar aquella voz un cosquilleo recorrió su estómago y sus labios comenzaron a torcerse en una sonrisa.

4 comentarios:

  1. muy buen capitulo ;)

    besos !!

    http://unmundodepalabras-blog.blogspot.com.es/

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  2. Soy una lectora nueva, y me encanta enserio para cuando otro capítulo¿? :)) un besito!

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    1. Muchísimas gracias,de verdad!
      Pues espero poder subir dos nuevos capítulos, o al menos uno, muy pronto :)

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