miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capítulo 9

Después de comer  decidí llamar a Erica y hablar un rato con ella. Al tercer “pii” alguien cogió el teléfono.
-¿Hola?- era la madre de Erica.
-Hola, soy Ariana ¿está Erica?
-Sí, ahora mismo te la pongo.                                                                                                                                                                     Erica y su madre eran prácticamente iguales, ambas tenían melena rubia y lisa y unos preciosos ojos azules. Al igual que Erica, su madre era una persona muy agradable y cálida. Personas como ellas no había muchas.
-Hola Ari. – dijo Erica.
-Hola.
-¿Has hecho los deberes de matemáticas? ¡Son imposibles!
-¿Qué tal tu cita con Yago?
-¿Qué? ¿A qué viene ese cambio de tema?
-Curiosidad nada más, como aún no me habías contado nada…
-No lo había hecho porque aún no hemos quedado… -noté que su voz sonaba un tanto triste.
-¿Cómo qué no?
-No, no ha tenido tiempo, está muy liado con los entrenamientos.
-¿Tantos días?
-Sí, tiene un partido muy importante o algo así.
-¿Hoy entrena?
-Sí.
-Tengo una idea.
-No me gustan tus ideas.
-Arréglate, en diez minutos salgo a buscarte.
-¡Pero los deberes de matemáticas…!
-¡Olvídate de ellos y ponte guapa!- y colgué antes de que pusiera otra excusa.
Sin perder el tiempo me cambié el vestido por unos vaqueros verdes, una camisa vaquera, una básica blanca y las All Star del mismo color. Me hice una trenza de lado y cogí mi Blackberry para mandarles un mensaje a Vero y a Laura: “¿Hace ir a ver un partido de fútbol?”  En menos de un minuto Vero ya había contestado: “No hay nada mejor que hacer, dime sitio y hora.” Poco después contestó Laura “¿Por qué no?” Les mandé el lugar y la hora y salí a buscar a Erica.
*****************************************************************************
-Sí, ahora baja.
Tres minutos más tarde Erica estaba abajo. Estaba preciosa, como siempre, llevaba una falda alta negra,  una camiseta blanca con lunares negros y como aún hacía frío medias y una gabardina negra.
-¿Me vas a explicar de qué va todo esto?- preguntó un poco molesta.
-Ya lo verás.
-Pero…
-No te preocupes, ya te dejaré copiar los deberes de matemáticas.
-¿Los tienes?
-¿Estás dudando de mí?
-¡Eso nunca! – y echamos a reír.
Al cabo de diez minutos estábamos frente al campo de fútbol.
-Creo que empiezo a captar de que va la cosa.- dijo.
-He invitado a las chicas, espero que no te importe.
-Tranquila, ya se lo he contado todo. Son demasiado listas.
-¡Estamos aquí! – gritaron dos voces desde las gradas.
-¿Lista? – le pregunté a Erica.
-Supongo que sí.
-No venimos a ver un entrenamiento porque de repente te interesa el fútbol ¿verdad?– dijo Laura.
-Pues no, he pensado que si Yago no va a Erica, Erica irá a Yago.
-No te entiendo, – soltó Vero.-  en cristiano, por favor.
-Que si Yago no tiene tiempo para ver a Erica, Erica irá a ver a Yago, ¿entendéis?
-Hoy estáis a hacerme la competencia ¿no? – bromeó Laura y todas reímos.
-¿¡Quién es el número cinco!? – preguntó Vero muy interesada.
-Si consigo hablar con Yago le diré que te lo presente. – Contestó Erica y la cara de Vero mostró que estaba satisfecha con aquella respuesta.- ¡Es él, es él, el número siete!
-¿Y ahora qué hacemos Ari?- inquirió Laura.
-Pues no sé, llamar su atención para que sepa que estamos aquí ¿no?
-¿Cómo?
-Pues no se… ¿Gritando?
-¡Número cinco, estás muy bueno!-gritó Vero.- ¿Así?
 -No sé…
-¡Sí así, que el cinco se acaba de girar!
-¿Y quieres que grite “Yago que bueno estás”? – preguntó Erica.
-Eso sabemos que funcionaría.
-Tengo una idea, - dije- Vero sigue gritándole al cinco y a lo mejor se acaban girando todos para ver quién es la loca que grita.
-Haré que no he oído la parte de loca. – suspiró. – Que conste que lo hago para que me presenten al cinco.
-Sí, sí.- le contesté.- Ahora grita.- y se puso a gritar todo lo que se lo ocurría.
-¡Funciona! – gritó Laura. – Yago se acaba de girar.
-¡Erica salúdalo! – dije y comenzó a saludarlo con la mano.
-¡Me ha visto y me ha sonreído!- dijo Erica ilusionada.
-¿Y ahora? – quiso saber Laura.
-Ahora esperaremos aquí a que acabe el entrenamiento y con un poco de suerte Yago vendrá a decirte algo.
-Y le pedirás que me presente al número cinco.- añadió Vero.
-Sí, te lo prometo. Pero primero tiene que venir.
-Tía, ¿te has visto? ¡Cualquiera te dice que no con esa falda! – dijo Vero.

Media hora después el entrenamiento había acabado.
-Se acaban de ir a los vestuarios, ¿vendrá? – preguntó Laura.
-Más le vale, si no voy yo para dentro.
-Vero, todas sabemos que no te importaría hacerlo. – y nos echamos a reír por la broma de Laura.
-Están tardando mucho ¿no?
-Vero, tienen que ducharse.
-Ah bueno.
-¡Empiezan a salir! – informé.
-Sí, pero ninguno de los dos sale.- protestó Vero.
-Ya saldrán.
-Que lo hagan pronto.
-¡Mira ahí sale Yago!- dijo Laura. – Y con tu chico.
-Acaba de mirar hacía aquí y sonrío al verte. – dije emocionada.
-Erica, no lo olvides ¿vale?
-¡Que no, pesada!
-¿Y dónde nos quedamos nosotras? – preguntó Laura.
-Pues hasta que llegue aquí, después… cerca para escuchar.
-Eso es invasión de la intimidad. – protestó Erica.
-¡Pero si nos lo vas a contar después, es un trabajo que te ahorras! Y no te olvides de…
-¡Que no!
-Hola Erica. Hola chicas.
-Hola. – dijimos.
-Bueno nosotras nos íbamos. – dije. – Adiós Erica.
-Chao. – dijeron Laura y Vero.
-Ya hablamos chicas.- y nos fuimos.
-¿Y ahora dónde?
-Mmm… poneos aquí detrás.

-¿Y tú por aquí?- preguntó Yago.
-Pues ya ves, pasábamos por aquí y Vero, la chica que gritaba, vio a tu amigo el número cinco y quiso ver el entrenamiento.
-¡Qué chavala!
-¡Sí!- y rió.- Me ha pedido que te diga que si se lo puedes presentar…
-Eso está hecho. ¡Aitor ven un momento!
-¿Qué pasa?
-La chica que no paraba de gritarte quiere conocerte.
-¿Y dónde está?
-Se acaba de ir ¿no?
-Sí, creo que sí.
-¡Erica, se me olvido decirte algo! – dijo Vero que en cuanto vio la oportunidad salió a escena.- Ah, hola.
-Hola.- dijeron Yago y Aitor.
-Bueno, Verónica Aitor, Aitor Verónica. – dijo Yago.
-Encantada. – contesto Vero con la mejor de sus sonrisas.
-Lo mismo digo. Bueno Yago ¡nos vemos mañana!
-¿Por dónde vas? – preguntó Vero.
-Pues voy hasta la parada del autobús que hay ahí arriba.
-Si quieres te acompaño, yo también voy para allá.
-¿Si? ¡Pues vamos! – y se fueron juntos, aunque estaba claro que la casa de Vero estaba hacia el otro lado.
-Al final no te ha dicho eso que se le había olvidado. – apuntó Yago.
-Da igual, ya es feliz. – dijo Erica sonriendo.
-Me alegro de haberla hecho feliz. – y ambos se rieron.- Erica, siento no haber podido quedar contigo como te prometí.
-No pasa nada, de verdad.
-De verdad que lo siento, siento no haber podido sacar tiempo para ti, porque tú me importas Erica, yo…
Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing
¡No podía ser era mi móvil!
-¿No coges? – preguntó Yago.
-No es el mío.
-El mío tampoco… - en ese momento me vio y yo no sabía dónde meterme.- Cógelo ¿no?- dijo un tanto molesto.
-Sí, ya va. – dije toda roja.
-De todas formas las palabras no se me dan demasiado bien. –suspiró. – Por favor, escucha esta canción, – y le anotó algo en el móvil- es más o menos lo que quería decirte. – y se fue.
Pensé que Erica iba a matarme y en lugar de eso sonreía de oreja a oreja.
-¿No tienes ganas de torturarme, matarme o aniquilarme?
-No, me vas a dejar tus deberes de matemáticas.- y reímos. - ¿Quién te llamó?
-No sé, no conocía ese número.
-¿Puedo salir ya?- preguntó Laura, Erica suspiró y aquello hizo que estalláramos en risas.
-Me lo tomaré como un sí.
-¡Venga llama para ver quien es el que nos ha interrumpido! – y obedecí.

-Hola Ariana. – al escuchar aquella voz un cosquilleo recorrió mi estómago y mis labios comenzaron a torcerse en una sonrisa.
-Hola Dani.

No hay comentarios:

Publicar un comentario