domingo, 27 de noviembre de 2011

Capítulo 17.

De camino a casa Erica me llamó.
-¿Hola?
-¡No te puedes ni imaginar con quién estoy hablando!- dijo emocionada.
-Sorpréndeme.
-¡Con Jorge!
-¿Con Jorge? ¿Qué Jorge?
-Jorge de Laura, me pregunta por ella.
-¿Y tú que le has dicho?
-Nada, que hacia tiempo que no hablaba con ella así que no podía serle de ayuda.
-¿Y eso es tan interesante?
-Interesante no, raro sí.
-Explícate.
-¿En dos años cuantas veces se han enfadado?
-No muchas.
-¡Exacto! Y ahora resulta que lleva varios días evitándolo y sin hablar con él, eso es raro.
-Ya habíamos llegado a la conclusión de que algo raro pasaba.
-Que sí, que sí pero debe ser algo gordo si él tampoco sabe nada.
Llegué a casa dándole vueltas a la conversación con Erica, si Jorge tampoco sabía nada no podía ser una simple tontería.  Después de cepillarme los dientes y ponerme el pijama cogí el portátil y me conecté al MSN y al Tuenti. No tenía novedades, sólo un comentario de Vero. Entonces vi que Laura estaba conectada. Laura, mi amiga con la cual hacía varios días que inexplicablemente no hablaba, la que nunca suspendía, la sensata, la que no desaparecía sin motivo alguno. Sin tener muy claro que hacer o decir, clické su nombre y escribí: “Hola…” lo envié y en el momento en que lo hice me arrepentí. Esperé y esperé y no contestaba, entonces una especie de chispa, parecida a la ira, se encendió en mí y decidí volver a escribir. Esta vez lo hice con menos educación: “¿Se puede saber qué coño te pasa?” Esperé un par de minutos y cuando ya lo había dado por imposible contestó:
-Lo siento, de verdad, lo siento mucho.
-¿Piensas explicar a qué ha venido todo esto? – puse enfadada.
-Yo… esto es difícil de explicar…
-Inténtalo.- no le di ni un respiro.
-He hecho algo y… no me siento bien ni conmigo misma.
-¿Has pensado que contándonoslo podríamos haberte ayudado?
-No pude y tampoco estoy segura de poder ahora.
-¿Intentarás hacerlo?- la respuesta tardó en llegar.
-Lo intentaré.
-Te escucho, más bien te leo.- dije tratando de aliviar la tensión. Ya no estaba enfadada, sólo intrigada y en parte asustada, ¿qué podría ser tan terrible?
-El sábado salí con unas amigas y sin Jorge. Dimos una vuelta por el centro, bailamos, bebimos lo estábamos pasando bien. Entonces aparecieron unos amigos de ellas y se nos unieron.- leía con impaciencia aquellas líneas.- Pasamos con ellos el resto de la noche y cuando ya nos íbamos uno de ellos me dijo si quería ir con él. Desde que habían llegado había pasado toda la noche detrás de mí aunque yo no le daba demasiado cuerda, pero no sé que se me pasó por la cabeza porque le dije que sí. Me invitó a su casa, y no sé porque subí, tomamos otra copa y lo último que recuerdo es despertar con él, en su cama.
-¿Jorge lo sabe?
-No, por eso también lo he evitado estos días. No te puedes hacer una idea de como me siento ahora Ariana, no sé que hacer, estoy perdida, confundida. Todo lo que tenía lo voy a perder por ser tan estúpida.
Tenía razón en algo, no podía imaginar como se sentía ahora y de hecho no se me ocurría nada que decirle para poder animarla.
-¿Y qué vas a hacer? Porque tarde o temprano se enterará, y es mejor que sea por ti.
-Lo sé pero… ¿Podrías decirle a Dani que después de dos años juntos tu primera vez no ha sido con él?
-No sé si podría, pero tendría que hacerlo.
-Entiendo… No sé cuando, pero se lo diré. Sólo déjame tiempo.
-¿Y a tus “amigas”?
-Mañana, si quieren escucharme,  lo haré.

Me fui a la cama tratando de asimilar toda la información. Por un lado las cosas con Laura habían empezado a volver a su cauce y eso me alegraba. Por el otro todo lo ocurrido era un poco desconcertante, todos pensábamos que Laura y Jorge eran un modelo de pareja perfecta y de alguna forma siempre los había envidiado, dos años juntos y seguían como el primer día. Sin embargo ahora toda esa perfección, esa confianza entre ellos, esa complicidad se había roto en pequeños trozos difíciles de unir, ¿y todo esto por qué? Por una tontería de una noche, porque la chica más sensata del mundo, al igual que todos, también comete errores. Y este fue un error de los grandes.
*****************************************************************************
Fui la última en llegar al instituto y cuando lo hice Laura ya estaba hablando con Erica y Vero, sus mejillas estaban mojadas. Pude ver que se juntaban en un abrazo.
-¿Y yo qué?- dije cuando llegué y me uní a su abrazo.
Después de un par de días y mucho pensar Laura consiguió el valor necesario para mirar a Jorge y contarle, entre llantos y “lo siento”, toda la verdad. Pero ni sus lágrimas ni sus disculpas sirvieron de nada, aquello había sido un punto y final sin opción a vuelta atrás.                            Intenté hablar con él y pude ver que estaba tan, o más, destrozado que Laura.
-Jorge, escúchame por favor.
-No creo que haya nada que escuchar.
-¡Pero ella te quiere! Está fatal, arrepentida no sabes lo culpable que se siente.
-¿A caso no fue culpa suya?
-Sí, pero…- me cortó.
-¿Qué harías tú Ariana? ¿Qué harías si la persona a la que más quieres, la persona en la que más confías, aquella a la que le has dado tu vida, tu tiempo, tus alegrías, tus tristezas te traiciona? ¿Lo olvidarías? ¿Borrón y cuenta nueva, nada ha pasado? Lo siento, no soy así, no puedo fingir que todo está bien cuando no lo está al igual que no puedo fingir que no la quiero, porque ten por seguro que sí la sigo queriendo.- había dicho.
Laura se refugió en nosotras, aunque todas sabíamos que albergaba la esperanza de despertar de aquella pesadilla que no lograba acabar. Y así, poco a poco las cosas entre nosotras volvieron a ser como siempre debieron haber sido. Sólo nosotras cuatro sin secretos, sin mentiras, sin miedos, sin cohibiciones, sin ataduras. Sólo nosotras cuatro, que éramos mucho más que un grupo de amigas.
Los días pasaron y Vero había decido dejar a Aitor, supongo que finalmente su cabeza no logró asentarse pero así era ella un espíritu libre que tan pronto como viene como va, no podías pretender entenderla porque a veces ni ella misma lo hacía.
-No puedo atarme a nada ni a nadie.- había sido su única respuesta.
Erica y Yago seguían teniendo sus idas y venidas y cada vez estaba más convencida de que aquel chico no me gustaba nada para mi mejor amiga, estaba segura de que la utilizaba pero ella parecía hechizada con él y nada ni nadie podía hacerla cambiar de opinión. Después de discutir varias veces con ella por él, decidí abandonar el tema, era su vida y si ella la quería así, así tendría que ser. Poco a poco nos acostumbramos a que unos días nos tocara convivir con sus lágrimas y su tristeza y otros con su enorme sonrisa y su felicidad.
Y yo, bueno, yo decidí contarles toda la verdad sobre Cristián, sobre Dani. Les conté mis sueños, les conté como una parte de mí todavía seguía esperando encontrarse de nuevo con Cristián, como ansiaba tocarlo, como deseaba mirarle una vez más a los ojos y grabar esa imagen para siempre. Les conté como esperaba encontrar en Dani una cura, un remedio o una anestesia contra el dolor de Cristián, como me esforzaba por quererle día a día y como mis esfuerzos terminaban fracasando. Les conté como mis labios eran dóciles a los de Dani y sin embargo, mi cuerpo huía del suyo cada vez que estaban demasiado cerca y aun así me esforzaba para evitarlo.                                                                                                                                                                                                  Y en ellas encontré un apoyo incondicional, una fuerza que jamás había experimentado. Se dice que lo que no nos mata nos hace más fuertes y justamente eso había pasado entre nosotras, estábamos más unidas que nunca e incluso habíamos encontrado una canción perfecta para nosotras.
“Say what you want or don't talk at all I'm not gonna let you fall. Reach for my hand cause it's held out for you. My shoulders are small but you can cry on them too. Everything changes but one thing is true, understand: We'll always be more than a band.”
Empezamos a pasar muchísimo más tiempo juntas, escuchábamos nuestra canción, la cantábamos a toda voz, reíamos como nunca lo habíamos hecho. Empezó a crearse entre nosotras una complicidad difícil de alcanzar, nuestra amistad alcanzó otro nivel.
-¡Para siempre!- habíamos dicho una vez y así tendría que ser.

4 comentarios:

  1. Mar Escandell Ferragut:

    Precioso, me encanta *-* De cada vez estoy más ''enganchada'' a esta historia, sigue así! Besitos :)

    ResponderEliminar
  2. Me encanta, sigue escribiendo que seguiré leyendo cada capítulo que subas!! (L)

    ResponderEliminar
  3. Tus capítulos no dejarán de sorprenderme, cada día son mejores!

    ResponderEliminar