martes, 11 de octubre de 2011

Capítulo 10.

-Hola Dani.-respondí confusa.- ¿Cómo has conseguido mi número?
-Una de tu clase me lo dio.
-Ah.
-Gracias por lo de hoy, no te imaginas lo feliz que soy.
-No hay que darlas, yo también soy feliz.- y no sabía si aquello era verdad o no.                                  Nos quedamos en silencio, pero no el tipo de silencio incómodo. Era más bien un silencio acogedor, lo necesario para aquel momento y podría prolongarse todo lo que quisiera que seguiría siendo agradable.
-Bueno, tengo que dejarte. Mañana te veo.
-Sí, mañana nos vemos.
-Adiós Ari.
-Adiós Dani. Te…- colgó el teléfono. – quiero.                                                                                                                              Y tampoco supe si alegrarme porque me hubiera dejado con la palabra en la boca.
-Era Dani, ¿no? – preguntó Laura y yo asentí con la cabeza.
-Pues entonces te lo perdono.
-Muy amable. – bromeé.
Después de andar unos diez minutos juntas nos separamos y emprendimos caminos distintos hacia nuestras casas. Agarré mi Blackberry y guardé el número de Dani.
Al llegar a casa me puse a hacer los deberes de matemáticas, no, no los había hecho y sí, le había mentido Erica. Cuando pasó cerca de media hora y vi que, efectivamente eran imposibles me di por vencida y llamé a Laura.
-¿Qué tal esos deberes de matemáticas?
-Muy fáciles, ¿no? – respondió Laura.
-¿Me los pasas? – escuché un resoplido.
-Está bien. – y me dictó una por una todas las operaciones y resultados de cada uno de los ejercicios.
-Muchas gracias, ¡me has salvado la vida!
-No te servirá de nada si no los entiendes.
-Ya veremos.
-Eres imposible.- contestó.
-Pero te encanto.
-Eso es verdad. Tengo que ir a cenar, adiós.
-¡Chao!
Bueno, ya tenía hechos los deberes de matemáticas y me fui a cenar.
Me fui a la cama más o menos pronto, todo lo ocurrido a lo largo del día me había dejado abrumada: mi estúpida felicidad, Dani, el no saber si reír o llorar… y luego estaba Erica. ¡Erica! Había cumplir mi parte del trato y pasarle los deberes así que agarré el teléfono y marqué su número de memoria, por suerte cogió ella.
-¿Hola?
-¡Hola!
-Pensé que te habías olvidado ya de mis deberes, o que no los tenías hechos. – dijo dejando ver que se decantaba por la segunda opción.
-Bueno… mejor no preguntes ¿sí?
-Pues pregunto, pregunto.
-Digamos que es una mezcla de las dos.
-¿No los tienes hechos?
-Sí, sí pero…
-¿Pero?
-A mí tampoco me salieron, me los dijo Laura.- y escuché como se reía de mí.
-Pues dímelos ¿no? – y le dicté todos aquellos números que carecían de sentido para mí, Laura tenía razón no me iba a servir de nada.
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-… igual a doscientos cincuenta y tres.
-¿Algo más?
-No, ya están todos.
-¡Por fin! – resopló.
-¿Entendiste algo?
-¿Yo? ¡Para nada!
-Bien, ya somos dos.
-Ya nos lo explicará Laura antes del examen.
-Pues como casi siempre ¿no?
-Sí. – y ambas nos echamos a reír.
-Por cierto ¿hablaste con Yago?
-No, tan si quiera escuché la canción.
-¿Qué esperas? ¡Ponla que yo también la quiero oír!
-Voy, voy. – y escuché el ruido de las teclas del ordenador al presionarlas.- Ya estoy en You Tube… ahí está. – un click y empezó a sonar.
“Porque me da igual, lo que piense mi alrededor, no saben lo que siento. Sin ti, mi silencio es soledad, mis lágrimas ahogan el mar, tú eres el lugar en el que quiero estar. Sé que es difícil de explicar a si que mejor siéntelo, piérdete conmigo en un lugar que jamás existió, y pasan los días aunque quiero que sean contigo, siguiendo este camino me llevó hasta ti el destino. No paro de pensar en ti desde una habitación, se pelean por ti mi alma mi cuerpo y mi corazón, las agujas del reloj avanzan lentas sin ti, mi mundo muere en un sueño de papel sin fin. Sentir como se detiene el tiempo ahora, y si recuerdo tu mirada es porque hablaba sola. Mi alma se consume escribiendo en nunca jamás, relleno paginas vacías con lágrimas y un quizás más. Más bien un ojalá sea cierto que te tengo cerca, vivir contigo en un cuento del que nadie se dé cuenta. Sueña despierta que yo viviré contigo en sueños, vámonos lejos perdámonos entre nuestro besos. No quiero que te vayas , susúrrame al oído, algo parecido a siempre estaremos unidos. Tuyos son mis secretos, tuyas son mis palabras; mío es el castigo de alejarte más.               Tú eres mi principio que nunca tendrá final, soy delicado como una rosa y tan frágil como un cristal. Es que sin ti siento que no tengo ganas de nada, cierro los ojos para ver esta realidad lejana, como la distancia que nos separa en el tiempo. Lo siento si sufrí sin ti en este amargo silencio. No hay día que no piense en ti, gracias por tus doce cosas, gracias por una historia de dos tan maravillosa.                                                                                                                                                    Y me da igual todo lo que piense de mí todo mi alrededor, todo se quedó corto al intentar expresarte mi amor. La verdad es que yo ya no se ni quiero estar sin ti, tú me enseñaste a amar a saber lo que es ser feliz.”

-Guauuuuuu… - dije entre suspiros.
-Guauuuuuu…- repitió Erica.
-¡Menuda canción!
-Espera, voy a cambiar mi estado.
-¿Qué vas a poner?
-“Piérdete conmigo en un lugar que jamás existió”
-Es… perfecta.
-¿El qué?
-La frase, la canción, tú, él… ¡TODO!
-Si pudiera ahora mismo gritaría de felicidad.
-¿Qué te lo impide?
-¿Los vecinos?, ¿mis padres?
-¡Grita!- se puso a gritar y pude ver en cada uno de sus gritos destellos de luz que mostraban todo lo feliz que era en ese momento y me puse a gritar con ella porque si Erica era feliz yo también lo era.
-Tengo que colgar, mis padres vendrán a preguntarme porque acabo de gritar en cualquier momento.
-Tengo la sensación de que los míos tampoco tardarán.
-Adiós Ari.
-Adiós y me alegro un montón de todo lo que te está pasando, me gusta verte chillar y ser feliz.
-Gracias.- y colgamos. Efectivamente mis padres tardaron poco en llegar y les conté la primera excusa que se me pasó por la cabeza:
-Lo siento, había una araña muy grande y peluda. – miré hacía mi madre, a la que realmente le daban pánico las arañas, y eso hizo que comprendiera el “motivo de mis gritos” y convenciera a mi padre de dejarme dormir.
En cuanto se fueron cogí mi ordenador, me descargué la canción de Erica y la pasé al iPod. Me puse los auriculares, le di al play y me quedé dormida.
“Piérdete conmigo en un lugar que jamás existió”

2 comentarios:

  1. Me encanta tu blog, me he leido todos los capitulos que has puesto y me encanta..
    te sigoo, sigueme tú también si te gusta mi blog!
    (L)

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