martes, 27 de diciembre de 2011

Capítulo 20.

Me abrió la puerta él, tan guapo como siempre, con una camisa de cuadros y su eterna sonrisa. ¡Todavía no podía creer que estuviera conmigo! Días atrás estaba tan llena de dudas… y sin embargo ahora sabía que era feliz, no podía pedir nada mejor. Era una especie de sueño que esperaba que no se convirtiera jamás en pesadilla.
Fuimos hasta su ya conocido salón y nos sentamos en el, ya habitual, sofá rojo.

-¿Vives sólo?

-¿Cómo?

-Que si vives sólo, como nunca están tus padres…

-¡Ah, ya! – se rió.- ¡Ojalá! Pero no, lo que pasa es que trabajan y ya sabes que viajan bastante.

Miré a mi colgante. Sí, lo sabía. Gracias a ello tenía en el cuello aquella diminuta torre Eiffel que no me sacaba nunca.

-Estaría bien conocerlos.

-No tienes ni idea de lo que dices.

-¿Por? Tú ya conoces a mi madre.- se encogió de hombros.

-¿Palomitas?

-¡Venga!

Se fue a hacer las palomitas y me quedé sola en el salón. No me cansaba de observar cada rincón de la casa, todo estaba tan sumamente cuidado y ordenado, todo estaba elegido con un gusto exquisito, hasta las flores de los jarrones. Todo estaba en harmonía. Dani nunca me había dicho en que trabajan sus padres pero imaginé que para tener semejante casa no debería ser un trabajo cualquiera. Me detuve a examinar los libros de la estantería, demasiado serios, demasiado para adultos, y recordé que aún no había acabado con The Host por lo que mentalmente me dije que tendría que hacerlo un día de estos. Luego observé los cuadros, todos en tonos blancos, negros, grises y rojos y sin embargo completamente distintos unos de otros. No eran exactamente abstractos, pero tampoco parecían completamente realistas. A continuación vi el equipo de música y lo encendí. No había ningún CD dentro, así que puse la radio que estaba sintonizada en una cadena musical. Sonaba Carlos Jean y su Gimme the base.

-Así que husmeando en mis cosas, ¿eh? – dijo sonriendo.

No contaba con el tan pronto por lo que me asusté y di un saltito en el sitio.

-Yo…- noté que mis mejillas ya ardían.

-Es broma. Si pones la radio podré oírte cantar.

-Dudo mucho que lo hagas, yo sólo canto en la ducha.

-Pues si me lo pones difícil te meto dentro de ella.

-Si no te conociera bien te diría que no te atreves.

-¿Pero...?

-Pero como te conozco sé que sí lo harás.

-No lo dudaría ni un segundo.

Y echamos a reír, pero no consiguió hacer que cantara. No sé como conseguí librarme pero menos mal… ¿Cantar para él? ¡Qué vergüenza! Fijo que se reiría de mí, así que no, de ninguna manera tenía pensado cantar. Como le había dicho antes, yo sólo cantaba en la ducha; y además, cuando creía que nadie me oía. Recuerdo una vez en la que estaba duchándome tan tranquila, cantando Mi vida eres tú, de el Dragón. Y cuando salí del baño a mi querido y agradable padre no se le ocurrió nada más que decirme:

-Bonita canción.- y me puse tan roja como un tomate. ¡Eso que era mi padre!

Desde entonces si canto en la ducha o me aseguro de estar sola, o lo hago en el baño del piso de arriba ya que desde allí no se me escucha. Ya os había dicho yo que era muy vergonzosa.

-Tengo una idea,- dijo Dani.- tírame una palomita y yo la intento coger con la boca.

-Mi puntería no es muy buena…

-Prueba.

Cogí una palomita, cerré un ojo tratando de apuntar mejor y la lancé.

-¡Lo ves! No tienes tan mala puntería.

-Lo que pasa es que tú eres muy bueno manejando tu boca.- en cuanto dije eso me di cuenta de su doble interpretación y volví a sonrojarme, Dani en cambio se río.

-¡Eso no lo dudes! Venga, ahora al revés.

-Vale, pero espera.- me saqué el jersey, empezaba a tener calor.

-¿Lista? – asentí- ¡Va, cógela!

Lanzó la palomita, dio un par de giros en el aire, rebotó en mi barbilla y se deslizó por el interior de mi camisa.

-¡Joder, tú si que tienes mala puntería! – dije tratando de sacarme la palomita.

-O puede ser que manejes mal tu boca, por cierto ¿quieres que te ayude a sacarla? – le fulminé con la mirada.

-¿Con que manejo mal mi boca? – pregunté a la vez que me sacaba la palomita de la camisa.

-Sabes perfectamente que lo decía de coña, pero si te empeñas en demostrarme lo contrario no sabría decir que no…- se acercó a mi, pero le tapé la boca con mi mano.

-Yo no sé nada.- dije fingiendo indiferencia.

-Venga…

-Mmm… ¡no! – ahora ya lo hacía para fastidiarlo a él, y de paso reírme de su insistencia.

-Si quieres puedo enseñarte.- y aquello me arrancó una risotada. Pero esta vez sí me dejé hacer.

Y mientras comenzábamos a besarnos en la radio comenzaba a sonar una nueva canción.

Lying here with you so close to me, It’s hard to fight these feelings when it feels so hard to breathe. Caught up in this moment, caught up in your smile.
Y no se si fue la música, la letra o el momento pero los besos comenzaron a aumentar, a duplicarse y luego a triplicarse.
I never opened up to anyone. So hard to hold back when I’m holding you in my arms.
Y la ropa ya empezaba a sobrar, así que ¿para que perder el tiempo?
We don’t need to rush this. Let’s just take it slow.
Y sus manos rápidas sabían exactamente que hacer, sin embargo la mías eran más torpes. ¿Por qué coño no podía llevar una camiseta en lugar de camisa? 
Just a kiss on your lips in the moonlight, just a touch of the fire burning so bright. I don’t want to mess this thing up, I don’t want to push too far.
Y mis dedos, ligeramente temblorosos, comenzaron a desabotonar los botones de su camisa de cuadros. Noté que tenían prisa, no se podían quedar quietos. Tenían una misión y había que cumplirla.
Just a shot in the dark that you just might be the one I’ve been waiting for my whole life. So baby I’m alright with just a kiss goodnight.
Y una vez la camisa estuvo fuera las cosas ya empezaban a ser más fáciles. En el cuello empecé a notar miles y miles de pequeños besos, besos que hacían cosquillas. ¡Menuda sensación! Y aún así todo mi cuerpo me pedía más.
I know that if we give this a little time it’ll only bring us closer to the love we wanna find. It’s never felt so real, no it’s never felt so right.
Y la ropa siguió desapareciendo, ¿de verdad llevaba tanta? Entonces sus manos comenzaron a buscar algo en mi espalda desesperadamente. En aquel momento no estaba para pensar mucho, auque supe lo que buscaba.
-Se abre por delante.- dije en un hilo de voz.
El soltó algo parecido a “Joder”, pero a penas pude entenderle, seguía demasiado concentrada en su pantalón.
No I don’t want say goodnight. I know it’s time leave but you’ll be in my dreams…Tonight
Y cuando yo estaba a punto de conseguir desabrochar el último botón, el de su pantalón. Y él a punto de desabrocharme el sujetador sonó el timbre.
-Joder.- dijo, y esta vez si que pude entenderle. Se levantó y fue a abrir.
Yo estaba intentando salir del trance, aunque, extasiada como estaba resultaba difícil.
-¡Ariana! – gritó- Vístete, es mi madre.
-¿¡Qué!?
-¿No querías conocerla? Pues aquí la tienes.
-¿Tarda mucho?
-Bueno…- dijo mientras se ponía la camisa.- no trae las llaves así que aún tenemos tiempo.
Me apresuré a coger todo mi ropa y ponérmela. Intenté colocarme algo el pelo, pero todavía seguía alborotado. ¡Había estado tan cerca y tan lejos otra vez…!
Let’s do this right with just a kiss goodnight.
-¿Sabes? Estoy un poco nerviosa…
-¡Si mi madre es un cielo! El peor es mi padre.- y aquello me hizo sentir un poco mejor.
Entonces sonó el timbre y mi pulso se aceleró. ¿Por qué habría dicho que quería conocerla?
-Voy a abrir.- me sonrió.- Y relájate.
Me senté en el sofá sin saber que hacer con mis manos, ¡ahora mismo me sobraban! Así que empecé a tratar de alisarme el pelo con las manos.
-Mamá te presento a Ariana.- me giré, sonreí y la saludé con la mano.- Ariana, esta es mi madre.
Y esto era Just a kiss, la nueva canción de Lady Antebellum que ya se ha colado en nuestra lista…

4 comentarios:

  1. jooo que bonito escribes muy bien ¿sabes? solo me e leido este capitulo pero me pienso leer desde el principio :) un beso!y animo!

    ResponderEliminar
  2. Es precioso, genial, perfecto!

    ResponderEliminar
  3. Me encanta, es demasiado :')

    ResponderEliminar